Unos 20 mil comercios, 100 hoteles y restaurantes se hunden en Quillacollo
Más de 20 mil tiendas comerciales han cerrado en Quillacollo por la cuarentena a causa del coronavirus; sin embargo, han pasado a engrosar el comercio informal. Si bien las galerías y centros comerciales están cerrados, ahora las personas venden alimentos en las calles.
“Mucha gente que atendía en tiendas comerciales se está dedicando a la venta de verduras y alimentos de primera de necesidad para paliar la crisis”, señaló el subalcalde del distrito 1, César García. Además, reconoció que, pese a los controles, las vendedoras logran instalar sus puestos en las calles del centro histórico.
Una de las comerciantes que cambió de rubro es Irma Sejas. Vende pollo y hortalizas por la plaza Bolívar; antes de la llegada de la pandemia, comercializaba celulares y accesorios en una galería.
“Si no trabajo, no comen mis hijas. Además, tengo que pagar el alquiler, el dueño nos exige que por lo menos le demos la mitad de la renta”, aseveró.
El subalcalde detalló que antes del confinamiento para evitar la propagación de la pandemia de Covid-19, existían más de 10 mil comerciantes en calles y mercados del casco viejo de Quillacollo.
“Estaban agrupados en cuatro organizaciones, la más grande es la Federación de Comerciantes de Cuenta Propia y la Única”, precisó.
Se estima que en todo el municipio hay más de 20 mil personas que viven del comercio, porque Quillacollo es una ciudad intermedia que congrega a comerciantes y productores de otras regiones como Vinto, Colcapirhua, Sipe Sipe, Morochata y Cocapata.
El intendente municipal, Alfredo Guzmán, sostuvo que se coordinan controles con la Policía y las Fuerzas Armadas para sancionar a los habitantes que no respetan las normas de circulación dispuestas por la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
“En cada operativo, junto a personal de Recaudaciones, clausuramos hasta seis tiendas por no acatar los horarios de atención. Hemos cerrado también ferreterías, gomerías y bicicleterías”, informó.
Guzmán dijo que se habilitaron mercados móviles para evitar aglomeración de personas en el centro de la ciudad, pero reconoció que el pago de bonos dificulta las tareas para frenar la concentración de usuarios.
Hoteles
El sector hotelero, que tiene mayor demanda en agosto por la festividad de la Virgen de Urkupiña, también se ve afectado por la cuarentena.
Los propietarios de locales de comida y hospedajes anticipan que la emergencia sanitaria afectará “inevitablemente” la organización de la festividad.
La presidenta de la Cámara Hotelera de Quillacollo, Lilian Ponce, mencionó que cuatro hoteles, dos hostales, 14 residenciales y 36 alojamientos cerraron por la cuarentena desde el 22 de marzo.
“El perjuicio económico es al 100 por ciento. Estamos pensando que recuperarnos va tomar por lo menos dos años, queremos que el Gobierno nacional y la Alcaldía colaboren con un perdonazo en el pago de servicios básicos y patentes”, planteó.
La representante subrayó que el sector se prepara para experimentar una época crítica, porque el panorama muestra que la llegada de feligreses, tanto del interior como del exterior del país, para Urkupiña será nula. La industria sin chimeneas movía alrededor de 3 millones de bolivianos, sólo en agosto, en Quillacollo.
“Necesitaremos créditos blancos para sobrevivir y no quisiéramos prescindir de nuestros trabajadores”, agregó.
Gastronomía
Otro rubro que prevé recortes y despidos es el gastronómico. La presidenta de la Cámara Gastronómica, Teresa Peredo, comentó que reabrir los locales con medidas bioseguridad tomará un tiempo, pero que existe predisposición a implementar cámaras de desinfección en los ingresos y reforzar la higiene en los establecimientos.
Mencionó que más de 50 restaurantes aguardan nuevas disposiciones del nivel central y de la Alcaldía para trabajar en los próximos meses.
Fuente: Los Tiempos