Cómo meter cabeza en la política tarijeña
El cambio radical del escenario político ha dejado descolocados a buena parte de los actores locales, que tratan de construir y acomodar nuevos relatos de cara a la inminente carrera electoral
Víctor Hugo Zamora pasea del brazo de la Presidenta, Johnny Torrez regala ivermectina, Adrián Oliva tira de autonomía frente a la crisis, Rodrigo Paz un día dice cuarentena flexible y otro rígida, a Óscar Montes se lo ha tragado la tierra, Álvaro Ruíz se juega su última bala con el MAS moderado, Lea Plaza calcula el momento de asomar a Cossío y Walter Ferrufino no sale de Entre Ríos ni por si acaso.
Hace un año todos tomaban posiciones para lo que se preveía una batalla a dos rounds que debía estar concluyendo estas semanas, precisamente con la posesión de las nuevas autoridades. Ahora hacen más o menos lo mismo, pero con miras al próximo año y, eso sí, con un escenario radicalmente distinto para todos ellos.
El arrugue del MAS
Por ejemplo, en el MAS, los dos gallos locales, Walter Ferrufino y Álvaro Ruiz se medían para ver quien optaba por irse al Senado y quién lanzarse a la Gobernación. Era una tarea difícil que se jugaba a una sola carta: si Evo Morales volvía a ganar en octubre de 2019, Tarija se rendiría definitivamente tras quince años de “opresión”. Ferrufino había perdido su oportunidad, pero aun contaba con amigos poderosos. Ruíz estaba en crecimiento, ganando influencia en el partido a través de la FAM. El pulso por las candidaturas nacionales, de hecho, lo ganó Ruíz colocando a la alcaldesa de Yunchará, Gladys Alarcón, como candidata a la primera senaduría.
Los sucesos de octubre, la huida de Morales y la asunción de Jeanine Áñez, pero sobre todo la enorme cadena de deslealtades internas y los episodios violentos, dejaron al MAS muy deslegitimado para enfrentar una rápida campaña electoral que aun así se empeñaba en pedir.
Las cosas cambiaron, sin embargo, cuando Áñez decidió ser candidata, pues la mayor parte de los argumentos que se utilizaban contra el MAS – abuso de las instituciones públicas, etc. – se volvieron en su contra. Con todo, la crisis del coronavirus es lo que ha llevado al MAS a otro escenario muy diferente al que tenía hace un año. “Hoy – señala uno de los estrategas de este equipo -, lo de octubre y noviembre parece una pesadilla lejana y la carga negativa de gobernar la está incorporando Áñez a toda velocidad”. En ese sentido y sumada la crisis económica que se avecina, creen que la oferta de estabilidad del MAS puede volver a calar profundamente. Eso sí, no puede explicar por qué entonces se aceleró la convocatoria electoral para agosto o se alientan levantamientos más o menos violentos que suman poco.
La pirueta de Paz Pereira
El alcalde Rodrigo Paz, a estas alturas del año pasado, se alistaba para enfrentar una campaña respaldando la candidatura de su padre, Jaime Paz, al frente del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Parecía un suicidio político ante el escaso arrastre e intención de voto que despertaba, pero no tenía otra opción. La sangre tira.
Afortunadamente para él, Paz Zamora se retiró a tiempo y Paz Pereira tuvo la oportunidad de sumar fuerzas, presentando su agrupación Primero la Gente y colocándose en la cartelera. En un acto medio surrealista, Paz Pereira se ofreció al mejor postor con el eufemismo “apoyaremos al que mejores parlamentarios tenga”. Carlos Mesa compró el apoyo orgánico que suponía el respaldo municipal y mirista y colocó a Patricia Paputsakis de uninominal por la C40. En una campaña muy sui géneris, que inició con Paz eludiendo dar el respaldo a Mesa – a quien había cuestionado con anterioridad – acabó ganando por la mínima la circunscripción y empeorando los resultados del candidato nacional.
Después del vuelco electoral, Paz Pereira es hoy candidato a primer senador de Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa donde ya no está Adrián Oliva, y formalmente supone una renuncia a volver a ser candidato a la Alcaldía, luego de asegurarlo varias veces.
El Gobierno amigo de Oliva
Hace un año el Gobernador Adrián Oliva calculaba el momento para sumarse al proyecto de Carlos Mesa, lo que parecía bastante evidente dadas las relaciones pasadas y el olfato del equipo departamental. Eso sí, nunca lograron conformar la “unidad anhelada” por la que parte del equipo tarijeño apostaba contra la vocación de Mesa, que optaba por la unidad posible.
Oliva se veía saliendo victorioso – más allá de lo que pasara con Morales a nivel nacional – luego de una legislatura asfixiante con prácticamente todo en contra: Gobierno Nacional, Asamblea, 8 de 11 subgobernadores – aunque los otros tampoco eran amigos -, la mayor parte de los alcaldes, los Campesinos, y además, una deuda sofocante y un precio del crudo a la baja. Mesa ganó en Tarija por los pelos y la Gobernación se hizo bastión en la protesta posterior, aun con las precauciones institucionales del caso.
El giro dramático vino después, cuando Oliva decidió romper con Mesa y sumarse al nuevo proyecto de Jeanine Áñez y Samuel Doria Medina: Juntos se convertía en aquello que no quería ser Carlos Mesa, además utilizando los resortes del poder. La cosa, sin embargo, no está estable, el “Gobierno amigo” que hizo priorizar el “pájaro en mano” de Juntos no está dando los resultados esperados. Más al contrario.
Montes dijo No
Hace un año, Montes acababa de deshojar la margarita y se había sumado, una vez más, al tercero en intención de voto, es decir, a Bolivia Dice No capitaneada por los Demócratas de Rubén Costas que no hacía muchas semanas había defenestrado como opción. Durante la campaña jugó al estoy pero no estoy. Primero dijo que no pondría candidatos, y cuando se le sindicó de “haberse borrado” lo negó. Puso candidatos, pero no acudió a su presentación y prácticamente a ningún acto de campaña, salvo algunas excepciones y siempre con vestimenta distinta a los colores oficiales.
Montes tampoco estuvo en el cierre de campaña en Tarija, donde sí estuvo Víctor Hugo Zamora, hoy poderoso ministro de Hidrocarburos, lo que llevó a Montes a asegurar que “UNIR está en el Gobierno”.
Los resultados en Tarija fueron desastrosos. Si hubieran sido un poco mejores, tal vez no se hubieran desatado las furias del fraude y probablemente el MAS hubiera vuelto a estar agradecido a Bolivia Dice No como en 2014 lo estuvo a Tuto Quiroga. Durante los 21 días de protesta todo fue una calma tensa en este sector.
Ya sin Evo Morales y su permanente cortejo a Montes en el horizonte, el exalcalde ha hecho más pública su alianza y colocado más alfiles en las listas: Ginna Torrez, Marcela Guerrero, etc. La pandemia y otros episodios lamentables, como el viaje de marras de la candidata senadora en vuelo de la FAB para celebrar el cumpleaños de la Presidenta, además de la propia gestión, está dejando la partida en una posición más comprometida.
La posición de CC
Hace un año, Camino al Cambio estaba en pleno proceso de reconstrucción, y más allá de las declaraciones institucionales, todo apuntaba a una reconstrucción municipal sobre Cercado, donde sus dos primeras espadas, Mauricio lea Plaza y María Lourdes Vaca, siguen teniendo una incidencia mediática muy superior a su representatividad numérica.
En las elecciones nacionales, tras muchas dudas, acabaron apostando por dar apoyo a Carlos Mesa a cambio de nada y criticando sus listas. Era una victoria segura que además les permitía seguir diferenciándose del equipo de la Gobernación.
Octubre lo cambió todo, noviembre más. Evo Morales se fue y su líder, Mario Cossío, volvió del exilio nueve años después y con ganas de hacer política. En la nueva campaña Camino al Cambio sí decidió involucrarse tomando posiciones con Luis Fernando Camacho, aunque sus postulados de regeneración chirriaran con el corazón de Camino al Cambio. De hecho, Mario Cossío trató de postular como senador, aunque fue inhabilitado.
Campaña incierta
Los estrategas de una y otra tienda política hacen planes a toda velocidad. Muchos de ellos se queman antes incluso de llegar a una mesa de reunión. La campaña se está viviendo, pero oficialmente no hay ni siquiera fecha para llegar a las ánforas. El inicial pacto de no agresión por la pandemia se ha roto entre acusaciones de unos y ventajismos de otros. Todo apunta a que el coronavirus acabará siendo decisivo en el acomodo de emociones, y por ende, en el futuro electoral de los habituales.
Fuente El Pais.