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Los drones asesinos de Rusia aún tienen componentes suizos. ¿Por qué?

Documentos del Gobierno ucraniano a los que tuvo acceso SWI confirman la existencia de drones rusos con componentes suizos fabricados en 2023. Entrevistas exclusivas con fuentes oficiales rusas y ucranianas revelan cómo es posible pese a las sanciones internacionales. 

El soldado ucraniano Andriy Starukh se observa en una foto publicada en Facebook el pasado 16 de agosto, yace en una cama de hospital mientras recibe goteos intravenosos.

Los vendajes de su espalda cubren las partes de su cuerpo que fueron alcanzadas antes por una metralla. Starukh sonríe a la cámara y levanta tres dedos. Hace un guiño simbólico a los tres metros que lo separaron, solo un día antes, de un mortífero dron kamikaze ruso.

«Ayer nací por segunda vez», escribe en el post de Facebook tras haber estado cerca de la muerte. «El (dron) Lancet ruso falló solo por tres metros, lo que posiblemente nos salvó». 

Aplicación de las sanciones rusas: Suiza en el punto de mira

La fabricación de los drones que hirieron a Starukh requiere de componentes occidentales, algunos de ellos de origen suizo. En las redes sociales ucranianas y la prensa rusa abundan las historias de exitosos ataques realizados con drones rusos Lancet. Kiev presiona a sus aliados para ir más lejos en el compromiso de frenar el arribo a Rusia de componentes usados en armas letales. Pero Moscú insiste en aumentar su producción armamentista y ha mostrado una gran habilidad para eludir las sanciones.

El Lancet es un dron pequeño que alcanza grandes altitudes. Es compacto, ágil, sigiloso y difícil de derribar. Su misión es detectar y destruir objetivos. Los Lancet suelen trabajar en dúo. Un primer dron hace la labor de detección del objetivo y después el Lancet se ocupa de destruirlo. Su precio aproximado es de 35.000 dólares (31.500 francos suizos). Así que son armas baratas, eficaces y fáciles de manejar.

componentes de un dron
 Kari Reusser / SWI swissinfo

Componentes suizos 

SWI swissinfo.ch tuvo acceso a documentos verificados que muestran que los drones Lancet que llegaron a suelo ucraniano en junio de este año tenían componentes occidentales fabricados en 2023, y algunos de ellos eran suizos. Intermediarios rusos consultados por SWI (conocidos como fixers) y algunos funcionarios rusos y ucranianos ofrecieron información detallada sobre la forma en la que Rusia elude las sanciones internacionales, confirmando que los drones rusos sí están utilizando componentes extranjeros todo el tiempo. Las declaraciones oficiales rusas a los medios de comunicación occidentales son infrecuentes desde el inicio de los ataques de Moscú a Ucrania.

La información de las fuentes ucranianas fue vista exclusivamente por SWI. Pero la prensa ha dado cuenta previamente del uso de chips de manufactura suiza en drones rusos, especialmente en el caso de los Lancet, así como de los Orlan o Shahid, de eficacia similar. La novedad es que esos componentes se fabricaron en 2023, pese a los esfuerzos realizados por las empresas y el Gobierno suizo por poner fin a las exportaciones de estos chips hacia Rusia o terceros países que los exportan posteriormente.

El análisis de documentos realizado por SWI permitió concluir que al menos 19 componentes electrónicos fabricados en el extranjero se identificaron en los drones Lancet. Las dos empresas suizas señaladas son STMicroelectronics y u-blox. Ambas habían sido mencionadas antes en informes publicados por grupos de reflexión de Ucrania y Reino Unido. 

Los documentos revisados por SWI muestran que la empresa rusa llamada VMK es uno de los principales proveedores de componentes electrónicos. Y entre enero y marzo del 2023, VMK importó a Rusia productos de STMicroelectronics por un total de 53.500 dólares (58.318 francos suizos). Pero aparecen como productos de China, Malasia y Filipinas, enviados desde Hong Kong.

Lista de países donde figuran los componentes del dron lancet ruso
 Kai Reusser / SWI swissinfo

Suiza impuso sanciones a VMK en agosto de 2023 y Estados Unidos en septiembre de 2023. La información consultada por SWI no precisa si los componentes concretos que VMK importó de Rusia se usaron en los drones de Lancet.  

«En el análisis de la información sobre los componentes electrónicos encontrados en las muestras de las aeronaves no tripuladas Lancet, se identificaron al menos 19 componentes electrónicos de producción extranjera. Además, se ha registrado el uso de módulos de navegación por satélite u-blox fabricados en Suiza», confirmó Oleksandr Novikov, jefe de la Agencia Nacional Ucraniana para la Prevención de la Corrupción (NACP), en una entrevista concedida a SWI. La agencia ucraniana se encarga también, desde el inicio de la guerra, de generar una lista que incluye las sanciones contra personas y activos rusos. 

Oleksandr Novikov, head of the Ukrainian National Agency for the Prevention of Corruption (NACP)
 Oleksandr Novikov, head of the Ukrainian National Agency for the Prevention of Corruption (NACP) CC BY 4.0

Para identificar a las empresas proveedoras de componentes electrónicos, la NACP analizó información de diversas fuentes gubernamentales ucranianas. Las fuentes consultadas por SWI swissinfo.ch afirmaron que los rusos están destruyendo las pruebas de la procedencia de los chips. Pero fue posible identificar a la empresa fabricante gracias a un equipo especial y un análisis de la información comercial que confirmó posteriormente cómo llegan a Rusia.

¿Qué empresas están eludiendo las sanciones para vender a Rusia componentes fabricados en el extranjero y cómo lo hacen?, son las preguntas obligadas. La Unión Europea y Estados Unidos anunciaron un congelamiento inmediato de activos financieros y sanciones a personajes rusos desde el inicio de la guerra.  Suiza siguió su ejemplo. Para evitar que Rusia les diera la vuelta a estas sanciones, Suiza se sumó también a la undécima ronda de sanciones de la Unión Europea, anunciada en agosto de 2023, que incluía la prohibición de exportar bienes que puedan tener un doble uso y bienes que contribuyan a la mejora técnico-militar de Rusia. Una restricción que afecta a 87 empresas, incluidas aquellas que suministran componentes a terceros países que pueden ser vendidos después a Rusia.

«Existe una estrecha cooperación con las autoridades competentes de Ucrania, especialmente en la identificación de los componentes que han sido detectados», declaró a SWI en entrevista Juergen Boehler-Marcano, de la Secretaría de Estado de Economía (SECO)Enlace externo, perteneciente al Departamento Federal de Economía, Formación y de Investigación.

Hasta hace poco, las investigaciones concluían que los componentes suizos hallados en Rusia o Irán habían sido comprados antes de febrero del 2022. Pero SECO confirmó que sí es factible que hayan llegado componentes suizos a Rusia también en 2023. “No nos sorprende, dada la enorme necesidad que tiene Rusia de producir nuevas armas”, dijo Boehler-Marcano.

mapa que indica el plan indicativo de suministro de componentes occidentales a Rusia
 Kai Reusser / SWI swissinfo

Guerra de drones 

En agosto pasado, Ucrania presentó a los países del G7 un documento de 47 páginas en el que afirmaba que en los tres meses anteriores se habían realizado más de 600 ataques contra ciudades ucranianas utilizando drones con componentes occidentales. Entre los fabricantes había países de la coalición que sancionó a Rusia, como Suiza, Estados Unidos, Países Bajos, Polonia, Canadá y Japón. 

Un informe del grupo de reflexión Escuela de Economía de Kiev mostró, también en agosto, que el volumen del comercio de componentes extranjeros utilizados en los drones rusos creció 19% entre enero y mayo de 2023 con respecto al mismo lapso del 2022.

«Es necesario detener por completo el flujo de componentes, no solo hacia Rusia sino también hacia las otras jurisdicciones de alto riesgo. Los fabricantes deben rendir cuentas si aún están suministrando bienes a Rusia y las empresas que ayudan al abastecimiento también deben ser castigadas”, dijo Novikov, jefe de la NACP ucraniana, al referirse a estos hallazgos.

Las dos empresas suizas cuestionadas por fuentes del gobierno ucraniano condenan públicamente el uso de sus componentes en armas para la guerra de Rusia. Hasta ahora, SWI no ha encontrado ninguna evidencia clara de que estas firmas hayan violado las sanciones. «Desde finales de febrero de 2022, tomamos las medidas necesarias para cumplir con los requisitos específicos solicitados por los múltiples paquetes de sanciones y medidas de control a las exportaciones de la Unión Europea, Estados Unidos y los países asociados contra Rusia y Bielorrusia», expresó STMicroelectronics por correo electrónico.

«Inmediatamente después de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, u-blox detuvo todas sus ventas a Rusia, Bielorrusia y a los territorios ocupados por el ejército ruso en Ucrania, independientemente de su uso. Recientemente, u-blox decidió también dejar de vender a los miembros de la Unión Económica Euroasiática (una zona de libre comercio con Rusia)», dijo u-blox en un comunicado.

«Sobre el hallazgo de componentes de u-blox en drones de las fuerzas rusas, nuestras suposiciones son: los componentes se compraron antes de que las sanciones estuvieran en vigor; un exceso de inventario fue vendido por ciertos clientes a intermediarios en países que no aplican sanciones contra Rusia y esto se envió a Rusia; o llegó de contrabando a Rusia; o son piezas desmontadas de algún producto final que luego se incorporaron a drones rusos”, añadió la compañía.

Swiss chips for Russian Drones
 The u-blox microchip is visible on a motherboard in the tail of Orlan-10 russian reconnaissance drone. The Orlan-10 was jammed on the frontlines by one of the military unit of Defense Forces of Ukraine and later brought to the office of Foundation (summer 2022). ​​​​​​​Serhiy Prytula Charity Foundation

Y en efecto, los chips utilizados en los drones de Lancet pueden encontrarse en bienes de consumo cotidiano como patinetes y bicicletas eléctricos, coches, juguetes o maquinaria de construcción. Pueden extraerse fácilmente de estos productos y revenderse en un mercado secundario. No son chips clasificados como equipo militar y sus exportaciones no estaban reguladas de forma alguna antes de la guerra. Simplemente, son integrados a un dron para permitir la navegación. 

Es justo su sencillez de uso y el gran número de chips que existe en el mercado lo que hace casi imposible rastrearlos una vez que son vendidos a terceros.

«No hay mucho que se pueda hacer. La tecnología utilizada en estos drones se extiende mucho más allá del control militar. Se pueden montar esquemas de control, pero esto sólo es factible cuando atañe a la distribución de sistemas realmente complejos y costosos. Pero el chip (ST Microelectronics) al que se refieren los medios ucranianos es fácilmente disponible en el mercado. Ayer busqué en la página china Alibaba y se puede conseguir por 250 dólares (250 francos suizos)», aseguró Valery Shiryayev, experto militar del periódico independiente ruso Novaya GazetaEnlace externo. «La producción de los Lancet no exige pues maquinaria de precisión». 

La sencillez tecnológica de los chips permite la obtención de drones altamente eficaces. Pueden identificar objetivos y atacar con precisión. Además, son ligeros (menos de 12 kilos) y pueden alcanzar velocidades de entre 110 y 120 kilómetros por hora.

A diferencia de otros drones similares producidos por Estados Unidos o Ucrania, como el Switchblade 600, el Lancet, y su fabricante lo reconoce abiertamente, no requiere un control satelital, ya que las señales satelitales pueden ser interferidas fácilmente en tiempos de guerra. Esto significa que un dron Lancet no puede ser engañado para impedir que alcance sus objetivos. El mapa y la dirección se cargan directamente en el dron antes de su vuelo.

De hecho, su nivel de eficacia es un quebradero de cabeza para el ejército ucraniano. El Switchblade 600, por ejemplo, es más lento y pesado que el Lancet, y no puede derribar drones enemigos, a diferencia de su competidor ruso.

«Nuestro principal problema es que, en materia de sistemas no tripulados de clase táctico-operativa, los rusos van muy adelante de nosotros. (…) Me refiero sobre todo al Orlan, que es un gran problema para nosotros», expresó Andriy Biletsky, comandante de la Tercera Brigada de Asalto, fundador del regimiento Azov y exlegislador, en una entrevista concedida en octubre pasado al diario ucraniano Ukrainska Pravda.

«El segundo problema es que no hemos encontrado aún medidas eficaces contra el Lancet, que es utilizado activamente. Y la mayoría de los sistemas de artillería son vulnerables ante él”, añadió.

Russian President Putin arrives in Kyrgyzstan on a rare trip abroad
 Russian President Putin arrives in Kyrgyzstan on a rare trip abroad Keystone / Sergei Karpukhin/sputnik/kremlin

Un sistema comercial paralelo  

En Rusia, industrias enteras, organismos gubernamentales y círculos delictivos se dedican a eludir las prohibiciones y sanciones occidentales para asegurar un flujo continuo de los controvertidos componentes. Trabajan con una red de exportadores y comerciantes que ha sido creada exclusivamente para responder a esta demanda.

«Rusia toma constantemente medidas para eludir las restricciones derivadas de las sanciones”, según una fuente oficial ucraniana. «Una situación que se torna aún más compleja con el surgimiento de nuevas empresas especializadas en el suministro de componentes electrónicos y la expansión de actividades de otras firmas que no se dedicaban antes a proveer estos componentes”.

El informe de la Escuela de Economía de Kiev confirma esta información, refiriendo que existe un entramado de redes ilegales, datos aduaneros falsos, efímeras empresas fantasma, intermediarios y proveedores que organizan falsas operaciones de tránsito. «Estas estrategias muestran la capacidad de adaptación de Rusia a las sanciones, empleando canales y actores polifacéticos que les permiten eludir los marcos punitivos», cita el documento.

No existe una sola ruta para que las piezas lleguen a Rusia. En muchos casos,  los intermediarios rusos contactan migrantes originarios de las antiguas repúblicas soviéticas que trabajan actualmente para empresas occidentales. Los documentos consultados por SWI muestran que las mercancías sancionadas suelen transitar a cargo de sociedades comerciales registradas fundamentalmente en Turquía o China. De ahí son enviadas a Rusia, o se venden a agentes en Kazajstán o Kirguistán, estrechamente vinculados a Rusia, según expresaron a SWI fuentes ucranianas cercanas al gobierno.  

En el argot ruso, estos agentes e intermediarios son conocidos como solvers o fixers. Su misión es resolver los contratiempos que se presentan durante la importación de componentes que son sujeto de sanciones y son también un enlace con el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) y con la fiscalía. El costo de resolver un problema relacionado con las sanciones -para los funcionarios federales o los empresarios- tiene relación con el valor del producto importado y suele ser una vez y media más alto que el valor original del éste, porque un tercio se va a pagar al fixer.

«Introducir en Rusia mercancías sancionadas por Occidente a través de Turquía es barato. Antes se podía hacer a través de Kazajstán, pero esa ruta ya quedó cerrada”, dijo a SWI un fixer que aprovisiona mercancías directamente a los ministerios rusos y que solicitó el anonimato. 

Erdogan and Putin

El entrevistado habló también sobre los camiones extranjeros que se importan a Rusia a través de los Emiratos Árabes Unidos con la ayuda de empresas cercanas a Moscú: «Son camiones que se compran en los Emiratos sin calefacción. De lo contrario, sería obvio que irán a un país frío. De los Emiratos viajan a Irán para la instalación de sistemas de calefacción y después a Rusia. Cada uno de los eslabones de la cadena obtiene un beneficio y todos quedan satisfechos. Así funcionan las cosas”.

Las recompensas más altas se las llevan quienes poseen vínculos más estrechos con el Kremlin. Frecuentemente, los clientes son parte del círculo cercano a Putin o se trata de oligarcas que han permanecido en Rusia. «Son intocables: hacen lo que quieren», dijo otro fixer basado en Rusia a través de la red de mensajería Signal.

Esta información fue confirmada por un alto funcionario del gobierno ruso, quien también pidió el anonimato. Dijo a SWI que los estrechos vínculos entre Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas permiten el comercio en rublos, aunque está prohibido internacionalmente el comercio en la divisa rusa. «Las empresas asociadas al círculo del ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, transportan todo vía Kirguistán y Kazajstán», dijo. «En Kirguistán, una ley permite que todo aquel que nació en la Unión Soviética antes de 1991 obtenga la ciudadanía local. Así que hay muchos rusos con pasaporte kirguís que hacen negocios allí abriendo cuentas locales en rublos. El RosfinmonitoringEnlace externo (autoridad supervisora del sistema financiero ruso), no los controla en absoluto, no hay regulación en este ámbito”.

hombre en uniforme con la mano en la cabeza como pensativo o preocupado

Los rublos entran en Kirguistán, se convierten en moneda local y luego se transfieren a los Emiratos para el pago de la mercancía. “Todos los miembros de la cadena saben lo que está pasando, y todos se benefician porque el Estado ruso está dispuesto a pagar el doble», añadió la misma fuente. «Por ejemplo, un soborno por transportar un camión destinado al Ministerio de Defensa ruso a través de Kazajstán cuesta sólo 3.000 dólares. Se da un soborno, y ya está».

¿Eliminando las brechas? 

Ucrania está convencida de que podría hacerse mucho más para frenar el flujo constante de mercancías prohibidas a Rusia y apunta un dedo flamígero hacia las empresas y gobiernos occidentales que actúan con indulgencia

De acuerdo con la SECO, Suiza ha tomado medidas contundentes para evitar la entrada de nuevos componentes suizos en Rusia. Han notificado a las empresas acerca de los destinatarios extranjeros que son sospechosos y los terceros países por los que presuntamente transitan las mercancías. También se han detenido las entregas a esos países. Asimismo, Suiza realiza controles cada vez más estrictos en sus fronteras y “se debaten posibles medidas para limitar el alcance tecnológico de las mercancías que llegan a Rusia”, dijo a la SECO sin abundar en detalles.

SECO ha estrechado también su colaboración con el servicio de inteligencia ucraniano. 

Pero Novikov, jefe de la Agencia Nacional Ucraniana de Prevención de la Corrupción (NACP), afirmó que los esfuerzos son insuficientes y exhortó a imponer más medidas de control para la exportación de componentes susceptibles de terminar en los drones Lancet. Por ejemplo, Suiza podría permitir solo aquellas exportaciones que tengan permisos y exigir certificados relacionados con los usuarios finales. Éstos ya son exigidos en la compra o tránsito de productos prohibidos como explosivos, armas de fuego y municiones.

La SECO reconoció que no existe una garantía al 100% de que podrá controlarse este sector y de que los componentes suizos no terminarán en una arma rusa.  Pero refirió que han emitido hasta ahora, basados en la normativa vigente en relación con Ucrania y Bielorrusia, un total de «seis órdenes de sanción definitivas y absolutas» y una «resolución de sanción definitiva y absoluta». 

«Estas sanciones funcionan bien y dificultan el acceso de componentes extranjeros a los militares rusos. Pese a ello, los chips siguen entrando en Rusia y esto es suficiente para matar civiles y destruir infraestructuras», dijeron a SWI fuentes gubernamentales ucranianas. 

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