El negocio de la clonación de mascotas en España: una clínica en Marbella clona a tu perro por 55.000 euros
La clínica Overclone ha realizado cinco clonaciones de perros y quiere expandirse a países como Francia o Portugal
La clonación de animales se trata de una práctica habitual en el caso de los caballos, cuyos fines suelen ser económicos. Sin embargo, una clínica de Marbella ha abierto el abanico y ofrece ya la clonación de animales de compañía como gatos y perros por unos 55.000 euros. Sin embargo, pese a que el método sea legal en España, los expertos plantean serias dudas desde un punto de vista ético y moral.
¿En qué consiste la clonación?
Clonar significar replicar un ser con la misma genética del animal original. Desde la clínica explican que la clonación puede darse a través de una muestra criopreservada o de una biopsia (tejido cutáneo) inmediatamente después de su muerte. De ambas muestras se genera serie de células que se llaman fibroblastos y que tienen un núcleo con la información genética. Ese núcleo se extrae y se inyecta en un óvulo de la misma especie que se ha enucleado (extraer el núcleo) previamente para desarrollar un embrión.
“Ese embrión lo transferimos en una hembra y lo que nace es un clon del animal original”, explica A TVE el embriólogo y CEO de Ovoclone, Enrique Criado, y tendrá el 99,9% del material genético del animal original. Clonar un perro cuesta actualmente unos 55.000 euros en España, y hacerlo con un gato, unos 50.000. Al ser un proceso costoso, la clínica marbellí ofrece otra opción “más asequible”: la congelación de la línea celular del animal, que tiene un coste de unos 3.000 euros y que consiste en la criopreservación de su genética durante un tiempo ilimitado.
Un negocio en auge
La clonación de animales de compañía se ha convertido en un negocio en auge en países como Estados Unidos, China o Corea del Sur, a los que ahora se suma España. En 1996, un grupo de científicos del Instituto Roslin de Escocia consiguió clonar un mamífero a partir de una célula adulta por primera vez en la historia. Nacía así la Oveja Dolly, que se convirtió en un hito científico y abrió la puerta a un mundo nuevo, el de la ingeniería genética.
Desde entonces, la clonación de animales se ha popularizado y es una práctica habitual en el mundo de los camellos o los caballos, que puede llegar a costar unos 75.000 euros. El embriólogo, fundador y director ejecutivo de los centros de reproducción asistida Grupo OVO, Enrique Criado, ha comentado a EFE que lo que motiva a la clonación de mascotas es la conexión emocional.
“Según las estadísticas, el 15% de los animales domésticos en España están humanizados, con lo cual hay gente que los quiere como hijos, es algo afectivo”, ha detallado. Este experto dirige una de las unidades que forman parte de Ovohorse (la división especializada en clonación equina) y Ovoclone (la de mascotas).
Criado ha precisado que el proceso de clonación era hace diez años bastante más caro y que la previsión es que los precios “bajen mucho más” en la próxima década, a medida que crezca la demanda. Ejemplos como la clonación del perro de presidente argentino, Javier Milei, ya fallecido, o la actriz Barbra Streisand han despertado el interés entre el público.
Parecidos, pero no iguales
Crear un gemelo genético no implica, sin embargo, que dos animales vayan a ser exactamente iguales, ni en comportamiento ni en apariencia física, ya que la mascota resultante tendrá una pequeña parte del genoma de la hembra que aporta el óvulo: es el ADN mitocondrial, que representa ese 0,1% restante de la genética del nuevo ser.
Además, apunta Criado, juega un papel determinante la epigenética, que es la alteración de los genes por la exposición a factores ambientales tales como el clima, la alimentación, los medicamentos o las sustancias químicas.
“Yo dejo un clon en tus manos y tú verás lo que haces con él, ya lo acabas de modelar tú”, precisa el experto, que hasta ahora ha realizado cinco clonaciones de perros de clientes españoles. Su objetivo es llegar a países vecinos como Francia o Portugal.
La catedrática de Genética de la Universidad de Barcelona (UB) Gemma Marfany asegura a EFE que el problema aquí es “la expectativa” que tiene la persona que decide clonar a su mascota, ya que “puede pensar que volverá a tener a su perro o gato, pero eso no es así, tendrá otro perro u otro gato”.
Esta miembro del Observatorio de Bioética y Derecho de la UB remarca que el nuevo animal muy probablemente se parecerá mucho al original, pero tendrá su propio carácter. La genetista pone como ejemplo el caso de dos gemelos humanos que comparten vientre: físicamente son muy parecidos, pero cada uno tiene su carácter, y los lunares, el color del pelo, las cejas o los labios no son idénticos.
“¿Verdad que a nadie se le ocurre que cuando se muere un hijo clonas a otro y lo tratas igual pensando que es el primero? No, es uno nuevo, una nueva persona, tiene entidad propia. Pues pasa lo mismo con las mascotas”, subraya a EFE Marfany.
De dudosa utilidad
Si bien en España se trata de una práctica legal, el método plantea dudas a los científicos en cuanto al bienestar del animal receptor al no existir unos fines médicos. En este sentido, el experto en bioética y catedrático de Ciencia de la Salud en la UOC, Salvador Macip, pone en duda la “utilidad” de la clonación, teniendo en cuenta que, aunque los animales se parecerán físicamente, “no van a ser idénticos nunca”. El médico recuerda que la clonación de mascotas no deja de ser un negocio para las clínicas y que el cliente ha de ser plenamente consciente de cuál es el resultado que va a obtener: un perro o un gato parecido al que tenía, pero no igual.
Igualmente importante, destaca, es que los animales empleados en el proceso (las hembras donantes de óvulos y las gestantes) “sean tratados de la forma más ética posible” y que no se produzcan “abusos”.
“Es importante la finalidad y para qué estamos haciendo esto. Están pasando un proceso de hormonas, de cirugía o de embarazo, que hay que tenerlo en cuenta también”, explica a TVE.
Para Macip, que es licenciado en Medicina y doctor en Genética Molecular y Fisiología Humana, clonar a una mascota supone “gastar el dinero en algo que no tiene ninguna utilidad real”, pero admite que, si es legal, “cada uno con su dinero puede hacer lo que quiera”.
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Fuente: Rtve