Cultura

Cine. Franklin Aro, de lustrabotas discriminado a actor protagonista

Para Franklin Aro es su primera vez en España y confiesa estar “muy emocionado”. No se esperaba nada de esto cuando se presentó al “casting” de la película El ladrón de perros. Su idea era aparecer “dos segundos” para poder decirlo en su colegio, “cobrar la plata” y volver a su vida de limpiabotas en Bolivia.

Pero resulta que ayer dio una rueda de prensa en el Festival de Málaga, donde le han aplaudido tras el pase de la cinta en la competición oficial. La última parada de un extenso viaje por certámenes de todo el mundo con el filme de Vinko Tomičić Salinas.

“Ya puedo decir con orgullo que soy lustrabotas”, asegura. Porque no siempre fue así. Cuenta Franklin Aro que este es un oficio “no bien visto” en Bolivia, por eso -como aparece en la película- siempre trabajan con pasamontañas, para no ser reconocidos. Él no lo sabía la primera vez que salió a las calles de La Paz a limpiar zapatos con 12 años y un compañero de clase le vio. “Y ya todos comentaron el chisme en el colegio”, relata. Desde entonces sufrió discriminación y fue objeto de burlas e insultos.

Cuando vio el cartel de que buscaban actores naturales de entre 14 y 19 años, auténticos limpiabotas, Franklin no se lo pensó. Era una oportunidad para ganarse la aprobación de los demás, solo tenía que aparecer unos planos en la pantalla. “Pero nunca imaginé quedar como protagonista principal. Sentí que era una gran responsabilidad”, declara. Se metió entonces en la piel de Martín, un huérfano que trabaja como lustrabotas y que un día decide robar el perro de su mejor cliente, un sastre solitario al que ha comenzado a imaginar como su padre.

Y eso le ha cambiado la vida. Primero, en lo personal. “Quienes me insultaban en el colegio y en la calle, hoy en día me ven con más respeto”. Defiende el que considera un oficio “digno” y se siente feliz de haberlo mostrado en la pantalla. “Los propios lustrabotas de La Paz ya lo pueden decir con orgullo, porque hay uno de ellos que está sobresaliendo y ganando premios”, señala. 

En lo profesional, la película le permitió terminar el colegio en uno de los centros más demandados de la capital boliviana, donde han estudiado varias personalidades del país, y donde se rodó la película. Hablaron con el director y, como ya le conocían, le aceptaron.

Ahora Franklin Aro quiere ser actor y está “postulando” para otras películas. En ese momento tenía 16 años, ahora tiene 20, porque el proceso para llegar hasta aquí ha sido largo. 

Como contó el productor, han pasado ocho años desde que se escribió el guion hasta su estreno en Latinoamérica el año pasado; y por el camino han tenido que armar una compleja coproducción entre seis países. 

“Tiene que ver con la realidad del cine latinoamericano en Bolivia. No existen fondos públicos ni mecanismo para apoyar al sector”, explica Álvaro Manzano. Pese a todo, lo lograron.

“El ladrón de perros” compite en la vigésimo octava edición del Festival de Cine de Málaga en busca de nuevos galardones.

Fuente: Los Tiempos

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