La dura realidad de los niños y las personas con adicción en la calle
Reseña de la película boliviana ‘Con las alas rotas’, una historia de menores abandonados que viven en las calles de El Alto. Está disponible en YouTube

¿Qué pasa cuando un niño es abandonado y quienes podrían protegerlo también son invisibles para la sociedad?
El cine boliviano cuenta con una película que, más allá de narrar una historia, se convierte en un espejo crudo y honesto de una realidad dolorosa y muchas veces ignorada. Con las alas rotas un filme del año 2013, dirigido por Grover Quisbert, se sumerge en el abandono infantil y la marginalidad urbana con una sensibilidad pocas veces vista en el cine nacional. Desde los primeros minutos, el filme presenta a una niña abandonada a su suerte, obligada a enfrentar una vida de incertidumbre y desprotección en las calles de la ciudad de El Alto.
Lejos de retratar solo el abandono, la película profundiza en las relaciones humanas que surgen en el seno de la marginalidad. La protagonista encuentra un refugio efímero entre un grupo de personas en situación de calle, muchas de ellas afectadas por problemas de alcohol y drogas. En este entorno, surge la figura del Cheje, un hombre marcado por el alcoholismo pero que, a pesar de sus propias luchas, se convierte en la figura paterna y protectora de la niña. Este vínculo entre ambos es la parte más emocional y resaltante de la película, una relación compleja, marcada por la ternura y la fragilidad, que da vida a una narrativa profundamente realista.
El Cheje no es un personaje idealizado ni heroico, sino una persona común, pero con contradicciones y limitaciones. Este retrato evita los estereotipos y ofrece una mirada sincera sobre aquellos que, aunque cargan con sus propias batallas, aún pueden brindar amor y apoyo en medio de la adversidad.
Uno de los temas más relevantes que aborda la película era la existencia de pandillas en entornos como la ciudad de El Alto durante esa época. Estas agrupaciones, formadas por personas marginadas y adictas, son presentadas con crudeza y sin estigmatización, mostrando los problemas sociales que las originan. Lejos de distorsionarlas, el filme invita a comprender que estas pandillas son producto de la exclusión, la pobreza y la falta de oportunidades, reflejando así la realidad de miles de jóvenes que buscan un sentido de pertenencia en la calle.
Técnicamente, Con las alas rotas se apoya en una fotografía naturalista y sin artificios, que acentúa el tono realista y crudo del relato. Las actuaciones, especialmente la del actor que interpreta al Cheje, destacan por su expresividad y autenticidad, transmitiendo la complejidad emocional de sus personajes. Sin embargo, algunos pasajes presentan un ritmo pausado, aspectos que no afectan significativamente la fuerza del mensaje pero que podrían haberse trabajado con mayor precisión.
El desenlace de la película es uno de sus elementos más potentes. Lejos de ofrecer una resolución clara y concisa, el final abierto deja al espectador con una sensación de inquietud y reflexión profunda. La historia permanece viva, latente, recordando que el abandono infantil y la marginalidad son problemas persistentes que no se solucionan con soluciones fáciles o inmediatas. Este cierre abierto es un llamado a la atención y a la acción, subrayando la necesidad de seguir visibilizando estas realidades.
Con las alas rotas es una película destacable para el cine boliviano y para la sociedad en general. No solo por su calidad artística, sino porque se atreve a mostrar sin filtros una realidad incómoda que muchas veces se prefiere ignorar. La película te invita a mirar y actuar frente a estos problemas sociales que, aunque en su mayoría ya no son alarmantes aún siguen presentes, nos recuerda que detrás de cada rostro hay una historia que merece ser escuchada y atendida.
En definitiva, esta cinta no solo ofrece una experiencia cinematográfica profunda, sino que también se convierte en un testimonio valioso que invita a la reflexión y a la empatía. Es un recordatorio doloroso pero necesario de que la lucha por la dignidad y el cuidado de los niños en situación de abandono es un desafío pendiente y urgente para la sociedad boliviana.
Fuente: Opinión
NotiBolivia
Bolivia