Sean Scully abstracción y emoción en Barcelona

El reconocido artista Sean Scully regresa a Barcelona con una gran retrospectiva en La Pedrera, una ciudad que marcó profundamente su carrera y en la que residió durante varios años. La muestra, comisariada por Javier Molins, reúne más de 60 obras que recorren seis décadas de su trayectoria, incluyendo sus esculturas y algunas piezas figurativas. Para Scully, esta exposición tiene un valor especial, ya que muchas de sus pinturas fueron creadas en Barcelona, reflejando la paleta de colores de la ciudad y su influencia en su arte.
Recordando su llegada a la Ciudad Condal en la época previa a los Juegos Olímpicos, el artista destaca cómo el paisaje urbano en transformación y la estética de los edificios derruidos impactaron su visión artística. Sus cuadros han absorbido las geometrías del entorno y los ritmos visuales de la vida cotidiana, un enfoque que se consolidó tras sus viajes a Marruecos en los años 80, donde quedó fascinado por los tejidos tradicionales. Estas experiencias han influido en su trabajo hasta la actualidad, permitiéndole crear una abstracción emocional que rompe con la frialdad del minimalismo clásico.
Scully ha desafiado las convenciones del arte abstracto, añadiendo emoción y humanidad a una disciplina que, en su época, parecía haber alcanzado un callejón sin salida con el minimalismo geométrico. Con una memoria prodigiosa, asegura que puede recordar el año y el lugar exacto en que realizó cada una de sus obras. Su pasión por la pintura se complementa con su amor por la música, que lo acompaña en su proceso creativo, desde el blues hasta artistas contemporáneos como Taylor Swift y Lana del Rey. Incluso confiesa que muchas veces se deja llevar por la energía del momento y baila mientras trabaja en su estudio.
La vida de Scully ha estado marcada por desafíos y dificultades. Su infancia, según él mismo relata, fue caótica y difícil, con constantes mudanzas y una situación económica precaria. A pesar de ser rechazado en 11 escuelas de arte en Londres, logró entrar en Croydon, donde comenzó a forjar su carrera con una tenacidad inquebrantable. También trabajó en diversos oficios, como en una imprenta y descargando embalajes de camiones, lo que contribuyó a su sensibilidad por la geometría y los volúmenes, elementos clave en su obra.
Scully también ha incursionado recientemente en los autorretratos digitales, explorando nuevas formas de creación a través de la tecnología. Sin perder su esencia transgresora, experimenta con el iPhone para trazar bocetos y colorear imágenes, fusionando el arte contemporáneo con la espontaneidad del fauvismo. Para él, la tecnología no es un obstáculo, sino una herramienta más para expandir los límites de su arte.
La retrospectiva en La Pedrera estará abierta hasta el 6 de julio, ofreciendo al público una oportunidad única para sumergirse en el universo de uno de los artistas más influyentes del arte abstracto contemporáneo. En sus propias palabras, exponer en Barcelona es un acontecimiento especial que refuerza su conexión con una ciudad que ha dejado una huella imborrable en su obra. Con esta muestra, Scully reafirma su lugar en la historia del arte, consolidando su legado como un creador que ha sabido desafiar las normas y reinventar el lenguaje pictórico a lo largo de su carrera.
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