Farándula

La insólita historia de la mujer que tocó el violín en una orquesta falsa durante 4 años

Jessica Hindman tocaba el violín en una reconocida orquesta, que recorrió Estados Unidos y China e incluso apareció en un programa televisivo en vivo. Sin embargo, todo era una farsa.

 

El técnico de sonido en el estudio de televisión entró en pánico.

Con la transmisión en vivo a punto de comenzar, no podía escuchar ninguno de los instrumentos de la orquesta que estaba a punto de tocar, como parte de un evento de caridad organizado por la cadena de televisión estadounidense PBS.

Pero lo que parecía una terrible falla técnica en realidad era algo habitual para el conjunto de músicos.

Habían estado de gira por el país fingiendo tocar música clásica: simulaban que tocaban mientras sonaba una pista grabada, mientras todos pensaban que estaban tocando en vivo.

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“Esa prueba de sonido nos delató, pero todavía salimos al aire”, cuenta la violinista Jessica Hindman a la BBC.

Misterioso compositor

Durante cuatro años, entre 2002 y 2006, Hindman “tocó” el violín con la orquesta en lugares tan diversos como centros comerciales y grandes auditorios. Viajaron por todo Estados Unidos e incluso recorrieron China.

Ella describió su experiencia en el libro “Sounds Like Titanic” (Suena como Titanic), publicado en 2019, que es más una biografía que una denuncia: el director de orquesta que ideó la treta nunca es mencionado, por ejemplo.

Director dirigiendo una orquesta.
“El Compositor” es un personaje complejo en el libro de Hindman en el que narra su tiempo en la orquesta falsa.
En el libro aparece como El Compositor, un personaje complejo en una narración en la que Hindman intenta justificar sus años de fantasía.

“Todo se reduce al hecho de que necesitaba el dinero”, dice ella. “Mi historia no era sobre El Compositor”.

“No había necesidad de nombrarlo, especialmente después de que otros músicos me dijeron que él no era el único que hacía eso (pretender tener músicos tocando en vivo) dentro de la industria”.

Cambio de carrera

Hindman, quien se formó como violinista clásica, ya había renunciado a una carrera como música cuando consiguió el trabajo con la orquesta en Nueva York.

Jessica Hindman en el metro de Nueva York.

Jessica Hindman en el metro de Nueva York.
Hindman tenía dos trabajos e incluso vendió sus óvulos para poder vivir en Nueva York.
Se había graduado con un título en Estudios sobre Medio Oriente en la Universidad de Columbia con la esperanza de convertirse en periodista.

Para cubrir los costos de la matrícula universitaria y poder vivir en Nueva York, una de las ciudades más caras del mundo, tenía dos trabajos e incluso vendió sus óvulos a una clínica de fertilidad.

En 2002, Hindman tenía 21 años y estaba buscando un tercer trabajo cuando vio un anuncio en un foro de internet para estudiantes.

Buscaban violinistas y flautistas para “tocar en una banda galardonada”.

Demasiado bueno para ser en vivo

El hecho de que consiguiera el trabajo sin una sola entrevista, y sin tocar una sola nota frente a nadie, le sorprendió.

“Fui profesor durante 17 años, pero no sabía leer”
“Sí, podía tocar el violín y había tomado lecciones durante 13 años, pero nunca hasta el punto de poder hacerlo profesionalmente”, explica.

Pero el pago que ofrecían duplicaba sus ingresos. Y ella había soñado con tocar el violín desde temprana edad.

Hasta que se dio cuenta de que como miembro de esta orquesta en particular no tenía que tocar para nada.

Jessica Hindman (tercera por la izq.) con su violín de niña.

Jessica Hindman (tercera por la izq.) con su violín de niña.

De niña, Hindman (tercera por la izq.) soñaba con convertirse en violinista.
Su primer trabajo, un día después de haber sido contratada, fue ayudar con las ventas de CDs durante un espectáculo al aire libre en un pequeño pueblo del estado de Nueva Hampshire.

Los dos músicos responsables de la música en vivo tocaban demasiado fuerte y demasiado perfecto para lo que salía del sistema de sonido.

“Incluso con mi entrenamiento musical, me tomó un tiempo darme cuenta de lo que estaba pasando”, dice ella.

“El Compositor quería que la música sonara perfecta y que los músicos se vieran jóvenes y frescos”.

Mientras tanto, los CDs con la música de El Compositor se vendían como pan caliente.

“A la gente realmente le gustaba la música. Sí, no escuchaban a músicos tocando en vivo, pero las pistas grabadas eran música original hecha en el estudio por músicos reales”, explica Hindman.

“Eso hay que decirlo”.

Sección de cuerdas de una orquesta.

Sección de cuerdas de una orquesta.

Hindman cree que la orquesta falsa llevó la música clásica a un público menos convencional.
Este es uno de los momentos de la entrevista en los que muestra algún tipo de admiración por El Compositor.

Hindman cree que su empleador brindó un servicio al llevar música clásica a audiencias que de otra manera nunca hubieran tenido acceso a ella.

“El Compositor aprovechó una brecha en el mercado”, argumenta.

“Las personas que venían a vernos realmente querían escuchar música clásica, pero tal vez no podían costear las entradas… o quizás se sentían intimidados por la formalidad de los conciertos más tradicionales”.

Es legal

También es importante señalar que no es ilegal usar pistas pregrabadas -o playback- en espectáculos, un recurso que incluso estrellas musicales establecidas como Beyoncé a veces utilizan durante sus presentaciones en vivo.

De hecho, los músicos clásicos también lo han hecho: en enero de 2009, un grupo liderado por el aclamado violonchelista Yo-Yo Ma usó una pista pregrabada durante la toma de posesión del presidente de EEUU Barack Obama; se temía que el clima frío pudiera desintonizar o incluso dañar los instrumentos.

Aún así, Hindman y los otros músicos imitaban regularmente frente a micrófonos apagados. Y eso les pasó factura.

Portada de "Sounds Like Titanic"

Portada de “Sounds Like Titanic”
La biografía de Hindman, “Sounds Like Titanic”, se publicó en 2019.

“Como estábamos solo imitando los temas teníamos tiempo de pensar sobre lo que estaba sucediendo, y la falsedad de todo jugaba en mi mente”, admite.

“Había algunos músicos realmente buenos que lo hicieron porque tenían dificultades para encontrar trabajo en otro lado”.

“Éxito”

Tampoco ayudó que hubiera problemas de imagen: para las personas que vivían en su pequeño pueblo natal en la región de los Apalaches, uno de los más desfavorecidos socialmente del país, Hindman había “triunfado en la gran ciudad” contra viento y marea.

“Mis padres y conocidos me enviaban dulces mensajes diciendo que me habían visto en la televisión y yo no podía decirles lo que estaba pasando”.

“Me sentí bajo presión de ser vista como un éxito. En cierto modo, eso me hizo similar a El Compositor”.

“Él podía componer, pero solo un poco. Aún así, encontró la manera de tener éxito. Yo hice lo mismo con el violín”.

Jessica Hindman
Hindman ahora enseña escritura creativa en la Universidad del Norte de Kentucky.
Para hacer frente a las duras horas de trabajo y los largos viajes por carretera a través de todo el país, Hindman desarrolló una adicción a la cocaína y a las anfetaminas que contribuyó al deterioro de su salud mental.

Los ataques de pánico se convirtieron en un compañero de viaje, hasta que dejó la orquesta y regresó a casa de sus padres. Tenía 26 años.

Hindman luego conseguiría un trabajo como secretaria, que también ofrecía cubrir su matrícula universitaria de forma gratuita.

Sus estudios en escritura creativa la inspiraron a escribir “Suena como Titanic”, un título basado en las reacciones de la audiencia a una de las piezas de El Compositor; resulta que los comentarios no era desacertados, ya que él había “tomado prestado” pasajes de la popular canción “My Heart Will Go On” (Mi corazón seguirá), de la película de James Cameron de 1997 sobre el naufragio.

Poster de la película Titanic
Según Hindman, una de las piezas de El Compositor “tomaba prestados” pasajes de la popular canción de la película Titanic.
Algunos medios de comunicación estadounidenses afirmaron haber identificado a El Compositor, pero su identidad nunca fue confirmada.

Aunque Hindman contactó a sus antiguos colegas mientras escribía su libro, nunca volvió a hablar con El Compositor.

“Espero que esté de acuerdo con el libro”, dice Hindman, quien desde 2014 enseña escritura creativa en la Universidad Northern Kentucky.

“No se ha puesto en contacto conmigo después de la publicación del libro, y alguien me dijo que todavía estaba de gira”.

Pero esta vez, dice, parece que sus músicos realmente están tocando sus instrumentos en vivo.

//El Deber

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