Sociedad

Las 7 tenebrosas coincidencias entre el Gobierno Áñez y el Gobierno Evo

El pulso electoral en marchaDel manejo de Bolivia TV a la victimización por los infiltrados, pasando por la herencia – neoliberal o de 14 años – recibida, el culto al líder y la espectacularización de cualquier acto de gestión pintan un panorama sombrío

 

La política contribuyó como nadie a hacer crecer las redes sociales. Los estrategas de hace 20 años estaban convencidos de que a través de las redes podrían llegar directamente a los ciudadanos, evitando así el trabajo periodístico, que necesariamente mesura y contrasta la información que de los poderes emana.

Los estrategas hoy ya no tienen ninguna duda de que ese es el camino, y para ello han desarrollado toda una forma populista de hacer política donde lo de menos es la ideología, aunque siempre esté presente, y lo de más es la forma de presentar las cosas ante el potencial votante, y también ante el potencial enemigo.

El Gobierno candidato de Jeanine Áñez se ha especializado en la provocación al masismo porque agita a sus bases y le resta al resto de sus competidores por el espectro del centro derecha: Carlos Mesa, Tuto Quiroga y Luis Fernando Camacho. Sobre todo cuando responden. En las próximas dos semanas se percibirá más concretamente si el “espíritu pitita” que insufló Carlos Mesa, empoderó a Luis Fernando Camacho y quiere capitalizar Jeanine Áñez ha sido modificado en su concepción o no, aunque los que estaban lejos que luego estuvieron cerca y ahora empiezan a estar de nuevo lejos advierten: la pita, de tanto, se rompe.

El Gobierno de Jeanine Áñez se parece demasiado al de Evo Morales tanto en la toma de decisiones como en la reacción ante los problemas. También en la forma de presentarlo y en su desprecio por la prensa libre. En eso coinciden los analistas. En lo que discrepan es en el por qué: para unos es que realmente el Gobierno no había pensado siquiera un plan, para otros es la necesidad de dar continuidad al estilo de Evo Morales.

Coincidencias

En la primera etapa, el Gobierno Áñez se aprovechó de la catarsis general para asentarse en el cargo sin mucha fiscalización ni exposición pública. Estableció un básico “nosotros – ellos, buenos – malos” que le sirvió para avanzar en la convocatoria electoral aun a costa de exhibir un talante autoritario y militarizado.

Es a partir de que Jeanine Áñez aprovecha el discurso del 22 de enero para marcar un parteaguas entre la transición y lo que se venía que ambos Gobiernos empiezan a parecerse. El 25 de enero Áñez confirma lo evidente: su nueva agrupación se llama Juntos y ella es candidata. Es un Gobierno Candidato en las mismas condiciones que se le cuestionaba al MAS.

Del “se apagará la luz y no saldrán las estrellas” al “es la única salvación para este país”

Casi de inmediato se produjo aquella aseveración del Ministro de Gobierno, Arturo Murillo, que pasa por ser el duro del Gobierno, en la que aseguró que Áñez era “la única salvación para este país”. Las comparaciones con el “se apagará la luz y no saldrán las estrellas” de Álvaro García Linera respecto a la reelección de Evo Morales se hicieron inevitables.

Bolivia TV, que desde noviembre hasta entonces se había dedicado a canonizar el movimiento que sacó a Morales empezó a operar como siempre lo hizo en el pasado: cultivando la imagen de la Presidenta por encima de todo. Su late night “Parte y Contraparte”, de cuya contraparte nunca se supo, dispuso toda la maquinaria al servicio de la candidatura de Áñez y para agitar el enfrentamiento con el MAS, tildando de masista cualquier actividad contraria, incluso delictiva. Esta semana una de sus analistas insinuaba que en el Chapare se estaban dejando contagiar para perjudicar a Áñez.

La línea principal es la de “los 14 años”, como en el pasado fueron “los neoliberales”, cualquier problema o dificultad se explica en esa lógica básica de la herencia recibida que unos parecen agotar por repetición y los otros porque después de década y media, como que no colaba. Hay una diferencia sustancial en la aplicación de la línea desde el Ministerio de la Presidencia: mientras que en el MAS el ejecutor máximo era Juan Ramón Quintana, duro entre los duros y con solvencia intelectual para defenderse ante cualquier situación, en Juntos la aplica Yerko Núñez, un manojo de nervios cada vez que se sale la pregunta del guion y capaz de contradecirse en la misma respuesta, lo que le da a la línea un tono de excusa cuasi infantil poco creíble.

También hay semejanzas en las explicaciones de los problemas al máximo nivel. Morales era un experto al hablar de infiltrados en su Gobierno y culpar al fantasma de Estados Unidos por todos los “errores”. La misma receta aplicó Áñez para justificar el asunto de los respiradores, hablando de “infiltrados” y redes que buscan perjudicarla. Eso sí, a Áñez le han recomendado que pida perdón, y vaya si lo ha hecho… hasta por postular.

Una de las reacciones que más ejemplifica las semejanzas es la reciente reacción ante la crisis del coronavirus en el Beni, pues tanto en la reacción tardía como en la posterior televisación de la reacción recuerda a la que el gabinete de Morales organizó con el incendio de la Chiquitanía. Primero se minimizó y 40 días después, el Gobierno llegó con muchas cámaras y menos efectivos. El incendio lo apagaron las lluvias, el coronavirus en Trinidad… probablemente también el tiempo.

La última igualada se ha dado esta misma semana, cuando la ministra (o ex ministra) de Comunicación salió a la palestra para hacer juegos de artificio y criticar a los alcaldes y gobernadores por pedir más presupuesto alegando una baja ejecución presupuestaria. La maniobra era la favorita de Luis Arce Catacora y su equipo: confundir presupuestos con transferencias efectivas y reales y gastos de todo y de nada. Ni a unos ni a otros les salió bien, pero unos nunca hablaron de autonomía como bien.

Los sondeos de votación son pocos y los de valoración de líderes tampoco trascienden al público. Lo cierto es que el MAS trata de recuperar algunos valores perdidos – Arce Catacora llegó a posicionarse en contra de la reelección de Evo – y el Gobierno calcula la dosis exacta de autoritarismo y populismo que debe utilizar para alcanzar sus objetivos… Por el medio, sí, hay una pandemia.

Fuente: El Pais.

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